¡MALDITOS MAESTROS!
Para que veas que no todos los
periodistas son imbéciles como Loret de Mola o Alazraki
México está lleno
de grandes maestros, de hombres y mujeres que dejan el alma en las aulas, que
trabajan en unas condiciones espantosas, que tienen que lidiar con grupos
inmensos y que, a pesar de eso, no se rinden.
Yo, como muchas
personas, padecí en carne propia las marchas y los bloqueos de los últimos días
en el Distrito Federal.
Fue espantoso
porque, a pesar de las advertencias y de todos los agentes de tránsito y de
seguridad que participaron, a la hora de los trancazos, nadie sabía nada.
Ni para dónde ir,
ni para dónde voltear, ni si aquello iba a durar más de cuatro horas, ni si lo
que más convenía era estacionarse o correr.
Y ni le cuento lo
que fue tomar el transporte público. Era como si el Metro se hubiera puesto de
acuerdo con los manifestantes.
Aquello no
avanzaba, apagaban las luces y luego con el calor y la multitud montada sobre
la multitud de todos los días, créame, no había manera de llegar a tiempo a
ningún lado.
¿Pero sabe qué fue
lo que más me llamó la atención? Los comentarios de la gente y de muchos
comunicadores. Todos, invariablemente, atacaban a los maestros.
¡Malditos maestros!
¡Son unos holgazanes! ¡No quieren que los evalúen! ¡Por eso estamos como
estamos! ¡Pobres niños!
Yo no creo que
nuestros maestros sean unos holgazanes, ni que México esté perdido ni que la
culpa de todas nuestras desgracias la tengan la CNTE, el SNTE ni la Secretaría
de
Educación Pública.
Creo que esto es
más profundo de lo que parece y que, como implica mucho dinero y mucho poder,
la mezcla de intereses es una bomba tan pero tan redituable, que más de un
medio de comunicación la ha utilizado a su favor.
Para empezar,
México está lleno de grandes maestros, de hombres y mujeres que dejan el alma
en las aulas, que trabajan en unas condiciones espantosas, que tienen que
lidiar con grupos inmensos y que, a pesar de eso, no se rinden.
Ser maestro sigue
siendo algo admirable, una profesión honesta, un oficio digno, algo que se
tiene que seguir reconociendo por la más elemental humanidad.
Y sí, hay maestros
malos, como también hay médicos malos, agricultores malos, mineros malos y
funcionarios malos, pero no por eso todos tienen que ser lo peor de lo peor.
¿En qué momento el
magisterio se convirtió en algo despreciable?
¿A partir de qué
punto todas estas personas, que eran de las más queridas y de las más admiradas
de nuestro país, se transformaron en los peores enemigos de la sociedad?
¡Ahora resulta que
ellos son responsables hasta de la proliferación del narcotráfico!
A mí sí me pone muy
mal esta especie de campaña de desprestigio porque son más los maestros buenos
que los maestros malos, porque no se la pasan nada bien y porque les están
echando la culpa de algo que no les corresponde.
Mentira que el gran
problema de México tenga que ver con la educación. Mentira que vivimos en un
país de gente ignorante. Mentira que en México no se lea.
Si no estamos a la
altura de muchas de las naciones más poderosas del mundo no es por falta de
universitarios, es por falta de un proyecto de país.
¿A usted de qué le
sirve tener una licenciatura, una maestría o un doctorado si al final de tantos
años de estudio no va a encontrar empleo y, si lo encuentra, le van a pagar una
miseria?
Oh, sí, mucha
cultura, mucho título, mucha educación. ¿Y lo demás?
Es como lo de la
lectura. Todo el tiempo nos están machacando que los mexicanos no leemos, que
nuestros niños no saben ni leer ni escribir y, por supuesto, que por eso
estamos tan mal.
¿Por qué si en
México no se lee, el gran negocio de muchos intelectuales es escribir libros
diciendo que no se lee?
¿Por qué si en
México no se lee, tenemos tantas editoriales tan ricas vendiendo lo que no
venden en muchos otros rincones del mundo, ya no se diga de América Latina?
¿Por qué si aquí
nadie lee, especialmente los niños, tenemos tantas ferias del libro tan grandes
permanentemente retacadas de gente que compra como si se fuera a acabar el
mundo, especialmente cuando se trata de libros para niños?
¡Qué ganas de
convencernos de que estamos mal! Qué ganas de tenernos en la lona y, sobre
todo, de vendernos la idea de que todo está pésimo por el tema de la educación
y los maestros.
Sí, ellos salieron
a marchar. Sí, ellos salieron a bloquear. ¿Pero no lo han hecho muchas otras
personas por otras causas? ¿Por qué ellos son malos y los otros, no?
Yo no me trago el
cuento de que todo lo que ha estado pasando con los maestros en la Ciudad de
México ha sido por un asunto de evaluaciones. ¿Usted sí?
¡Atrévase a opinar!
Malditos maestros
OJO POR OJO Álvaro
Cueva
2012-03-18
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